Como solemos ver en el tema sobre el origen de la filosofía, una de las razones de que esta surgiera en Grecia y en el siglo VI a.c., era el hecho de que no contaban con una religión dogmática; esto quiere decir que no había un código moral ni unos principios éticos que emanaran directamente de libro sagrado alguno. Las obligaciones eran simplemente rituales (llevar un gallo a un templo del dios de la medicina fue el último deseo de Sócrates antes de morir) y los cultos en su mayoría eran públicos, es decir, abiertos a todos los ciudadanos y auspiciados por la Polis.
Pero al margen de los cultos públicos, en templos alejados de las ciudades, existían unos cultos muy particulares, los cultos mistéricos, de los que en algunos casos sabemos muy poco -se llamaban “misterios” por algo – y en los que la mesura y el equilibrio de los cultos de la ciudad se volvían en orgía, éxtasis, ocultismo y a saber qué más truculencias; los cultos dionisiacos, por ejemplo, son lo más parecido a una “rave” de la antigüedad. En ellos se bebía más vino que en el día de los quintos de tu pueblo y entre otras diversiones, de las que conocemos, se capturaba, desmembraba y comía un animal salvaje así, crudito y en caliente.
Los cultos dionisíacos son sólo un ejemplo de los muchos ritos mistéricos que había en la Grecia de los inicios del logos. Luego estos ritos siguieron existiendo en la época del Imperio Romano -el culto de Mitra que seguían los soldados es de los más conocidos- y han llegado hasta hoy en algún que otro caso convertidos en fiestas, vírgenes y santos que el cristianismo supo absorber para mantener la clientela ritual entre las gentes del medievo.
Nietzsche dedicó su primer estudio serio y profundo a esta dualidad del espíritu griego: por un lado el equilibrio, la medida y el logos, aspecto que llamaba «lo apolíneo» y por el otro, pero mezclado con ello: la locura, la desmesura y lo orgiástico, esto es, «lo dionisíaco». Los dos ámbitos representan un poco el carácter del ser humano y, aunque de otras formas mejor organizadas, sigue esta dualidad en el centro de la vida misma de mucha gente.
Los cultos mistéricos sobre los que podéis encontrar más información son:
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Los cultos dionisíacos (de los que solemos hablar en clase)
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y ya en Roma, el culto a Mitra.
Es un tema jugoso y curioso, animarse a investigarlo.