Este capítulo es, en mi opinión, uno de los menos interesantes desde el punto de vista narrativo o cinematográfico. Lo veo sobrado de algunos elementos que lo quieren acercar a largometrajes de género, como la declaración de la protagonista ante una comisión, el final tan abierto como innecesario… En fin, a pesar de ello es sin embargo,muy interesante como otros para plantear preguntas y buscar respuestas.

El argumento principal (OJO, QUE COMO SIEMPRE, SE DESTRIPA LA TRAMA EN LO QUE SIGUE) gira en torno a la idea de que las decisiones que tomamos y las valoraciones que hacemos de otros en las redes sociales podrían ser otras -o no- si de verdad hubiera consecuencias individuales que recayeran sobre nosotros mismos. En efecto, todos sabemos que lo que diferencia a nuestra actividad humana real y directa de la actividad virtual es que, cuando esta última es anónima, aquello que decimos no tiene consecuencias, lo cual ha dado lugar al fenómeno de los trolls, del linchamiento virtual y otras desagradables vivencias que han llegado a nuestra sociedad para no irse.
En este episodio hay unas abejas robóticas -interesante detalle, que sea un animal con mente colmena que no toma decisiones individuales- que atacan a diversos personajes según un macabro sistema que determina diariamente quién debe morir. Este hashtag, #DeathTo, es el que se usa para participar en un sistema de votaciones por mención.. Hay un antiguo empleado de la empresa creadora de las ADIs (las abejas robóticas) que ha puesto en marcha esta ronda de la muerte y, finalmente, reprograma las abejas para que ataquen y maten a más de 387036 personas que han usado en algún momento el hashtag, a la vez que se hace público un manifiesto llamado “El engranaje de las consecuencias” que justifica y aparentemente explica todo lo ocurrido.
¿Cómo de importantes son o deben ser las consecuencias de nuestros actos a la hora de decidir si llevarlos o no a cabo? Hay toda una teoría ética, el Consecuencialismo, que trata este asunto. Lo que defienden los consecuencialistas, de forma esquemática, es que es razonable tomar decisiones teniendo en cuenta sobre todo las posibilidades que hay de que se cumpla aquello que consideramos valioso. Por ejemplo, si yo pienso que se debe defender la educación sobre otros derechos o actividades humanas, entonces me tendrá que parecer correcto que se deje de destinar dinero en los presupuestos del estado al sistema sanitario y a la lucha contra el cáncer para que haya más profesores de Filosofía. La idea no es que sean mejores los profesores que los oncólogos, sino que tomo mi decisión pensando en que una sociedad educada será mejor que una sociedad con algún enfermo más. Es un ejemplo burdo e irreal, pero espero que eficaz.
Los consecuencialistas -que son un tipo de utilitaristas- defienden que el pronóstico de que se cumpla lo que consideramos valioso -o correcto o bueno- es lo que hay que medir a la hora de tomar decisiones, mejor que pensar o dejarnos llevar por sentimientos derivados por nuestra ideología o forma de entender el mundo. Se trata, en definitiva, de actuar con la vista puesta en los resultados de nuestras acciones o decisiones sobre el mundo y nosotros mismos.
Hay muchas objeciones que hacer a esta teoría, pero lo que pretendo ahora es relacionarla con la reflexión de que lo que se nos dice en este episodio es que, precisamente, en muchas ocasiones actuamos como actuamos porque sabemos que no habrá consecuencias de nuestros actos. Es decir, cuando se insulta o se da un like a un insulto o una amenaza en las redes sociales lo que hacemos tiene resultados, ¡pero precisamente lo hacemos porque no los tendrá para nosotros! Muchas preguntas surgen de aquí…
- ¿Qué valor tiene decidir algo cuyas consecuencias no recaen -y lo sabemos con total seguridad- sobre nosotros?
- ¿Qué forma de satisfacción personal puede acompañar a este tipo de actos?
- ¿Merecemos algún tipo de castigo o de premio por decisiones que realizamos porque sabemos que no somos responsables de lo que hacemos?
- ¿Puede una responsabilidad ser colectiva? Si es mucha gente la que hace el mal siguiendo la corriente se vuelve este entonces banal?

Se podría argumentar en contra de todo esto que sí hay consecuencias en lo que hacemos si insultamos a alguien en la red, como su humillación, pero es que, precisamente, ese tipo de consecuencia no es responsabilidad nuestra por que a lo mejor ni lo hemos deseado. Podríamos decir que cuando se humilla a alguien por internet se hace -y de hecho esto aparece en el capítulo, lo dice la maestra- sin reflexión, subiéndonos a un tren que ya estaba en marcha y que no sabemos quién maneja. Es decir, somos responsables debido a que sabemos que no somos responsables.
Si “El engranaje de las consecuencias”, que es el manifiesto que escribe el autor del hackeo de las ADIs pudiera ser descargado en pdf de la página de Netflix… Seguro que diría lo mismo que los párrafos anteriores, pero en sencillito.
En la historia que cuenta el capítulo lo que sucede es que se le da la vuelta a esta moral sin responsabilidad y de pronto resulta que desear la muerte es exponerse a ser asesinado por otro cualquiera que así lo ha querido sin entender muy bien como. Es una situación espiral en la que la maldad y el caos se expanden desde un núcleo lejano e irrelevante -el autor de la monumental broma criminal- que, por cierto, colapsa y cae él mismo a causa de las consecuencias del mundo real, es decir, una implacable persecución policial.
Volviendo al Consecuencialismo del que antes hablaba, es una teoría ética que podemos, a grandes rasgos, decir que es la que adoptan o podrían decir que adoptan quienes nos gobiernan. En efecto, las decisiones políticas se supone que sirven a un bien común, que por ser común es por definición mayor que cualquier interés individual de, por ejemplo, quien manda. Nuestra sociedad se justifica a sí misma bajo muchas ideas utilitaristas, y en el fondo de nuestra organización económica, social, e incluso académica está la idea de que es mejor actuar para obtener algo que convenga que actuar sin tener esto en vista. Las notas de selectividad por ejemplo, son una forma de cuantificar el éxito del individuo y medir su cumplimiento con el sistema y sus finalidades. Por lo tanto el escenario que plantea el episodio es una suerte de reversión temporal de estos principios y valores; es por esto que lo que ocurre es tan traumático a nivel colectivo.
Hay otros muchos aspectos a los que se puede sacar jugo. Por ejemplo:
- La omnisciencia de la autoridad, presente en otros capítulos de la serie.
- El final de la privacidad y de la libertad de expresión precisamente por habitar una sociedad y una época en la que todos somos sujetos que expresan opinión.
- Las crisis medioambientales que quizá nos esperen, y qué ocurre si se les da solución desde la empresa privada.